Otra de las técnicas utilizadas en Simbilá (Piura), así como en Mollepampa (Cajamarca) es el paleteo, que consiste en moldear la cerámica con las manos y con golpes de paleta. La cerámica utilitaria y decorativa de Chulucanas -particularmente en el distrito de La Encantada, donde hay censados 250 artesanos- es una de las más reconocidas, sobre todo por los finos matices logrados por sus ceramistas en el uso del color negro y el bruñido en sus vasijas, así como por la elaboración de personajes costumbristas (chicheras, músicos y danzarines) y de animales que cobran vida con el barro trabajado a mano.
La cerámica tiene un circuito de comercialización muy extendido en los mercados de Cusco, Juliaca (Puno), Arequipa y una red de centros artesanales y ferias que se realizan en Lima.
CERAMICA AYACUCHANA
En Quinua, localidad situada a 40 km de Ayacucho, la cerámica es la actividad principal del pueblo. Las especies de barro de colores rojo y crema le dan una característica especial a estas piezas que, a pesar de sus formas simples y casi infantiles, poseen una gran fuerza expresiva. Son muy conocidas las pequeñas iglesias, capillas, casitas y el toro de la Quinua. Igualmente se han hecho populares personajes como los campesinos, las chismosas y múltiples representaciones de temas religiosos.
CERAMICA PUNEÑA
Dentro de lo más resaltante de la cerámica puneña se encuentra el torito de Pucará, una de las figuras más difundidas de la cerámica peruana. Originalmente constituía un elemento ritual que se utilizaba en la marcación del ganado. El torito, que a la vez es un cántaro, servía de recipiente para la chicha que, mezclada con la sangre del ganado, era bebida por los oficiantes de la ceremonia. En Puno también se elaboran iglesias, capillas pueblerinas y casas, cuyos diseños de apariencia ingenua están bañados con engobe blanco. El decorado se efectúa con un pastillaje de flores y pinceladas de vidriado. Otras representaciones frecuentes son los músicos, danzantes y varios elementos de la flora y de la fauna del lago Titicaca.
CERAMICA CUSQUEÑA
La tradición Inca ha marcado la producción de la cerámica en el Cusco. En una revitalización del arte cusqueño, conocida como el "renacimiento del estilo incaico", ha resurgido una abundante confección de piezas utilitarias y decorativas como el Tica Curuna (florero estilizado), los ppucus (platos) y los diferentes tipos de coloridos recipientes, como los keros, arybalos, qochas, ayanas y raquis. Otra vertiente presenta la proliferación de la llamada "cerámica grotesca", creada originalmente por Edilberto Mérida y, al parecer, inspirada en los personajes de la cerámica de Quinua. Esta cerámica tiene como característica la elaboración de personajes sin pulir, campesinos y cristos, con rasgos deformes y atormentados cuyas manos enormes resaltan desproporcionadamente.
CERAMICA SHIPIBA
En la selva, además de los Arabela, las mujeres Shipibas de la región del río Ucayali trabajan la cerámica con una arcilla de gran plasticidad llamada neapo. Los motivos decorativos más frecuentes influyen las conocidas líneas geométricas o "diseños" a través de los cuales las artesanas representan su visión del mundo. Entre los objetos más elaborados figuran series de vasijas antropomorfas, en las cuales hombres y mujeres adquieren diferentes posiciones mostrando los sexos claramente definidos; también producen con la misma frecuencia grandes tinajas con formas de animales, como la tortuga y algunas aves de la región.
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